Pintura original sobre lienzo

"La Peña: Umbral de los Antiguos” Acrílico sobre lienzo en su bastidor y marco de madera color negro

(Incluye certificado de autenticidad)

39.5x39.5 in/100x100 cm

La pintura describe un paisaje donde se alza una imponente peña (ubicada en Olancho, Honduras) de rostro plano tallada por los años, iluminada por los últimos rayos dorados del atardecer. El cielo, teñido de fuego y sombra, enmarca la escena como si el tiempo se detuviera para guardar un secreto ancestral. A su encuentro una quebrada desciende serpenteando por el suelo donde la tierra misma se abre en un cañón estrecho y profundo. Allí, el agua desaparece con estruendo, cayendo con gran fuerza por una cascada que se precipita en las entrañas de la roca, tragada por el abismo con un sonido que resuena como un eco del pasado.

A cada lado de este escenario sagrado, las señales de los antiguos permanecen. A la izquierda, unas manos esculpidas por la historia sostienen una tinaja ancestral hallada dentro de la cueva. A la derecha, un anciano con rasgos indígenas observa en silencio el fluir del agua, mientras en sus manos sostiene unas mazorcas de maíz, símbolo de los cultivos que alimentaron a su pueblo desde hace más de quinientos años.

La cueva, oculta en la roca, es guardiana de saberes y fuerzas que no toleran el saqueo. Se dice que quien intente llevarse algo de su interior será perseguido por los espantos: sombras antiguas que no lo dejarán dormir, hasta que devuelva lo que nunca debió tocar. Aquí, todo lo que existe es parte de un equilibrio sagrado. Lo sagrado no se toma… se respeta.